“…Nota: Adaptado de Rúa, Flores, Peñuela, et al (2016) En este sentido, los resultados a la fecha son parciales en los diferentes territorios, algunos ejemplos son: (a) se han establecido los lazos de confianza con las comunidades y equipos con la participación de organizaciones solidarias como las cooperativas, los mercados locales, las juntas de acción comunal y los gobiernos locales; (b) se han hecho procesos de capacitación que han beneficiado a más de 100 personas y 40 organizaciones; (c) mediante la cartografía social se han levantado mapas de necesidades y rutas de consumo y producción que serán articuladas en el 2022. Cediel & Pérez (2019), señalan que esta economía basada en la afirmación del valor y práctica de la solidaridad, que implica reconocer a los otros y velar por el bien colectivo, activa ciudadanías, promueve el diálogo de saberes, la construcción de visiones comunes sobre aspectos económicos, políticos, ambientales y socioculturales y con todo ello, se generan capacidades para la acción colectiva a nivel local, el buen vivir y el desarrollo local sostenible, siempre y cuando, se avance en la escala de la solidaridad desde un nivel micro (solidaridad intra familiar / comunitaria) hacia el nivel meso, que complementa el proceso con la cooperación y encadenamiento con asociaciones de comunidades en el mismo territorio que comparten responsabilidades y marcas por la calidad, y en el macro nivel donde se definen las políticas públicas para llegar al nivel sistémico y allí se conectan todos los niveles para generar cambios estructurales en la economía (Coraggio, 2015).…”