Utilizando un modelo de equilibrio general computable calibrado para 2019, se simulan choques de diversas características al salario mínimo para establecer los efectos en las cuentas fiscales de la nación. Este documento es pionero en ese análisis. La evidencia sugiere efectos adversos de incrementos del salario mínimo por encima de la inflación pasada y el cambio en la productividad. Un aumento de estas características en 1% lleva el déficit del Gobierno General (GG) en 2022 de 5,6% del PIB a 5,7%. Si el incremento simulado es de 3,25%, como el ocurrido para 2022, lleva el déficit de 5,6% a 5,8% del PIB y al aumento del déficit total del Gobierno Nacional Central (GNC) y la deuda en 0,13 puntos porcentuales (pp) y 0,29 pp, respectivamente. La semi–elasticidad del déficit fiscal del GNC al salario mínimo es 0,04 mientras que la elasticidad del PIB al salario mínimo es –0,17. Cuando el escenario de simulación incluye hasta el año 2030, el deterioro de las finanzas públicas es mayor. Dependiendo de la magnitud y persistencia de los aumentos del salario mínimo, en ese año, la tasa de crecimiento del PIB puede caer hasta 39 puntos básicos (pb). De igual forma, se observan deterioros importantes en el déficit total y la deuda del GNC y en las trayectorias de gasto tanto en pensiones como en salud. En 2030 el déficit pasa de: 2,79% a 3,52% del PIB y la deuda pública se incrementa en más de 400 pb, mientras que los gastos en salud y pensión se incrementan en más de 20 pb cada uno. En todos los casos hay destrucción de empleo y aumento de la informalidad laboral.