La obra está gestada al calor de la insurrección feminista que pone al cuerpo como eje de transformaciones desde la piel. El objetivo fue cartografiar las prácticas, tácticas y figuraciones que politizan el cuerpo desde los activismos feministas en Quito en el período 1980-2020. Para responderlo, la autora combina la aproximación genealógica foucaultiana, la etnografía y las producciones narrativas, en un diálogo con las epistemologías feministas descoloniales, poscoloniales y transfeministas. Desde distintos escenarios, la obra conecta los activismos desde los ochenta con los actuales, de ahí su valor: los diálogos y disensos entre generaciones, entre teorías, entre feminismos y entre cuerpos. Una obra que mira hacia atrás para darnos esperanzas de “cuerpo” al futuro de los feminismos.