Introducción: los osteocondromas representan 10% del total de las neoplasias óseas y 35% de las lesiones óseas benignas, convirtiéndose así en el tumor óseo benigno más frecuente; sin embargo, se observa baja incidencia de afectación en la columna vertebral, mostrando mayor predilección dentro del esqueleto axial sobre el segmento cervical. El osteocondroma se define como una exostosis osteocartilaginosa con continuidad cortical y medular contigua a la del hueso de origen; la gran mayoría se presenta en su forma solitaria; no obstante, en menor porcentaje, también se puede observar afectación de manera múltiple como parte de un patrón genético autosómico dominante relacionado, en su mayoría, a mutaciones de los genes EXT 1 y 2. Diagnóstico: la presentación clínica dependerá de la localización del osteocondroma, así como de la existencia de algún grado de compresión a la médula espinal, pudiéndose detectar desde una manera incidental hasta la aparición de síntomas neurológicos. Se disponen de múltiples herramientas diagnósticas entre las que tenemos la radiografía, la tomografía axial computarizada, y la resonancia magnética; por lo que se visualiza como una lesión exofítica con continuidad cortical y medular. Sin embargo, el diagnóstico definitivo se realizará por medio del estudio de patología. Tratamiento: dependerá de la presencia o ausencia de sintomatología y se basará en la resección total de la lesión para disminuir el riesgo de recidiva, que podrá acompañarse de técnicas de descompresión en caso de afectación del canal neural.