“…La satisfacción usuaria representa por definición un aspecto de la calidad (García Millán, 2009) que se vincula a las expectativas de las personas en lo referido a los actos de salud que reciben (Oliva y Hidalgo, 2004). El alcance de una atención de calidad exige conocer el segmento de la población atendida, los requerimientos particulares que derivan de sus percepciones (Bedregal, Quezada, Torres, Scharager y García, 2002;Puig-Junoy, Jané, Castells y Mata, 2002;Riveros, Berné y Múgica, 2010) y las consecuencias asociadas a sus decisiones de compra (Arredondo y Meléndez, 2003). La calidad en salud contempla el uso eficiente de recursos (Massip, Ortiz, Llantá, Peña y Infante, 2008;Oliva y Hidalgo, 2004), debe existir por tanto, coherencia entre la provisión de servicios y las necesidades de los usuarios (Torres-Arreola et al, 2006), evitando gastos excesivos por parte del comprador (Castillo-Laborde y Villalobos Dintrans, 2013; Reyes-Morales et al, 2013) y del proveedor.…”