“…Si bien el desarrollo de lesiones pulmonares secundarias a procesos provenientes del área renal o perirrenal es muy frecuente, llegando incluso al 70-85% de los casos (3), en general son pequeñas atelectasias o derrames pleurales mínimos, que se suelen resolver sin complicaciones tras la curación del proceso inicial. Sólo en pocas ocasiones las lesiones son más graves, habiéndose descrito empiemas masivos (4-6) como el de nuestra paciente, fístulas nefrobronquiales (7,8) o abscesos pulmonares (8) secundarios a procesos inflamatorios homolaterales del riñón y tejidos pararrenales, que añaden la dificultad suplementaria de ser en ocasiones silentes o subclínicos, (5,6,8) y cuyo primer síntoma es el torácico. Es por ello, que ante un empiema cuya etiología no esté bien aclarada, debe hacerse diagnóstico diferencial de las causas subdiafragmáticas del mismo, que aunque infrecuentes, siguen siendo un origen potencial.…”