La vegetación de alta montaña de Tenerife está formada actualmente por un matorral ralo con retama (Spartocytisus supranubius) y rosalillo (Pterocephalus lasiospermum) como especies dominantes. Este ecosistema está sufriendo un calentamiento importante que está teniendo consecuencias en la estructura y composición de la vegetación. En efecto, mientras especies como la retama se encuentran en declive, otras como el rosalillo se expanden cada vez más. Al efecto de las temperaturas hay que unir el de la herbivoría, que en algunos casos se ve amplificado por las consecuencias del cambio climático, de modo que, igual que hay diferencias en la palatabiidad de las especies a los herbívoros, se pueden identificar especies a las que el cambio climático favorece (ganadores del cambio climático) y especies a las que el cambio climático perjudica (perdedores del cambio climático). Todo ello está modificando la vegetación de forma ostensible, con la aparición de comunidades vegetales cada vez más diferenciadas respecto a las definidas para este ecosistema.