“…En Nicaragua también se han planteado las elecciones como fundacionales y si bien Ortega no ha tenido el mismo apoyo electoral que ha tenido el chavismo en Venezuela, también ha logrado mantener la presidencia e ir aumentando su votación, y aumentar su poder a nivel local, por ejemplo en las elecciones del 2012 consiguieron el control de 134 de los 153 municipios incluyendo a Managua. Cabe destacar que en la constitución nicaragüense no existe la figura del revocatorio y que su Consejo Supremo Electoral (CSE) es incluso menos transparente que el Consejo Nacional Electoral (CNE) venezolano (IDD-Lat, 2016y 2012Martí, 2016Martí, , 2012Martí, y 2009Pérez, 2012) En este escenario la rendición de cuentas horizontales del Estado de derecho quedan ausentes, también pierden facultades los partidos políticos que son los actores con mayor capacidad para exigir rendición de cuenta y canalizar las presiones sociales, y la sociedad civil es desarticulada con las políticas clientelares, sus iniciativas son coaptadas por el presidente y no cuentan con mayores recursos económicos y organizacionales frente al poder de la presidencia. La ciudadanía pierde la confianza en el voto y la democracia, expresando su descontento por otros canales, incluidos los violentos.…”