Durante la gestación la madre experimenta importantes cambios hormonales y metabólicos para suplir los requerimientos energéticos del feto en crecimiento. Por ello, se producen adaptaciones tanto a nivel funcional como estructural de las células beta pancreáticas, para mantener una homeostasis de la glucosa adecuada. Estas adaptaciones, observadas tanto en roedores, como en humanos, tienen como fin compensar el aumento de la resistencia en tejidos periféricos a la insulina, necesaria para que se derive un mayor aporte de glucosa al feto, manteniendo la normoglucemia. Por otro lado, poco se sabe acerca de las adaptaciones de la célula alfa, aunque algunos estudios han observado un aumento tanto en la masa como en el tamaño celular. Sin embargo, cuando estos mecanismos fallan y se produce una intolerancia a la glucosa durante la preñez, aparece la diabetes gestacional, que produce un aumento del riesgo materno de desarrollar diabetes tipo 2 postparto (DM2), así como aumento del riesgo de la descendencia de sufrir distintas enfermedades como obesidad, síndrome metabólico y DM2.