La llegada del siglo XXI ha contemplado la difusión de una serie de prácticas conceptualistas literarias cuyo origen se remonta a las primeras vanguardias. El fragmentarismo característico del cambio de siglo ha dado paso a una concepción del arte verbal que sabotea los pilares de la poética moderna. Así pues, textos convencionales no literarios se presentan como literarios siguiendo las técnicas habituales del apropiacionismo artístico. Este fenómeno emergente en la praxis literaria del siglo XXI desborda los principios sólidos de la teoría literaria (ficción, literariedad, estilo, género) y está fundamentado sobre una ontología diferente y alternativa que se aleja de una concepción belletrística de la literatura. El propósito de este artículo pasa, por lo tanto, por aproximarnos a las señas de identidad propias de una ontología débil de la literatura después del fragmentarismo. Sobre la base de la dicotomía aristotélica esencia/accidente se abordarán obras emblemáticas del conceptualismo literario en el ámbito hispánico (Peicovich, Katchadjian, Fernández Mallo, Cussen, Zambra, Mora) para ilustrar el concepto de no-literatura que aquí se introduce para designar y agrupar aquella literatura que sin acabar de serlo no deja por ello de manifestarse como arte verbal.