No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y se calle el viento, aún hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños, porque la vida es tuya y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento, porque no estás sola, ¡Porque yo te quiero! Mario Benedetti A mis hijas Elena y Paula, que en este momento no entenderán mis palabras. Os dedico más de un año de esfuerzo y trabajo duro. Aunque sé que mi trabajo más importante es con vosotras y espero estar a la altura. Os aseguro que pondré todo mi empeño en inculcaros el valor del esfuerzo, la superación, el respeto, el cuidado de las cosas, el orden, la tolerancia, la empatía, el amor a los demás y a vosotras mismas,… Y que intentaré que siempre seáis felices, como lo sois ahora. A Cristi… mi mujer, mi compañera, mi amiga, mi apoyo, mi fuerza,… mi TODO. AGRADECIMIENTOS Me gustaría dejar constancia de mi agradecimiento a aquéllas personas que han contribuido a que este trabajo sea una realidad. En especial: A mi tutor Carlos Vallés, por sus revisiones, sus aportaciones, sus palabras de ánimo cada vez que ha surgido un problema y por implicarse más de lo que se le pedía. A Fernando García, fisioterapeuta, por ayudarme en las evaluaciones en su tiempo libre, por mantenerme al tanto del estado del jugador y por soportar mi insistencia en algunos momentos. A Dioni González, responsable de los servicios médicos, por la confianza que ha tenido en mí y en mi trabajo antes siquiera de empezar y por abrirme las puertas del Club. A Francisco Javier Fernández Navarro, por ayudarme con el uso del gestor bibliográfico y por su disponibilidad cuando he necesitado su ayuda. A Antonio López, compañero de promoción del Máster y Entrenador Personal, por sus desinteresados y valiosos consejos y orientaciones sobre la disquinesia escapular. A mi hermano Jose, mi referencia en cuanto a rigor, orden y perfección en lo académico, por las charlas y consejos sobre formato y por resolverme cualquier duda o problema que le he planteado con premura y eficacia. A mi hermano David, un ejemplo de constancia, por sus cariñosos consejos que no siempre he sabido entender pero que nunca he dejado de apreciar. A mis padres, Pepe y Dori, por la educación que me han dado, por inculcarme el valor del respeto, el esfuerzo y la responsabilidad, por permitirme crecer en un entorno sano y lleno de amor. A mi padre por ser exigente conmigo y no permitir que me acomodase nunca. A mi madre por renunciar a sus sueños por darnos la mejor educación que ha sabido a mis hermanos y a mí. Es inútil tratar de expresar mi agradecimiento porque no existen palabras tan grandes. A mi mujer, Cristi, por darme su tiempo libre para que yo pudiese leer y escribir, por hacer todo aquello que no he hecho yo mientras estaba estudiando, por su infinita paciencia cuando yo perdía la mía o estaba cansado, por aguantar con una sonrisa mis monotemáticas conversaciones, por ser mi modelo de vida, por hacerme mejor persona, po...