“…Por lo tanto, para superar las dificultades de manejo térmico, se han propuesto diferentes métodos de disipación de calor, que se clasifican en refrigeración por aire, inmersión en líquido, tubos de calor, termoeléctrica, etc. Aunque el aire se ha utilizado como agente de refrigeración por convección forzada durante varios años, hoy en día sus propiedades térmicas ya no son capaces de satisfacer la capacidad de refrigeración requerida en los dispositivos miniaturizados de alto rendimiento [2][3][4]. Por otro lado, en términos de rendimiento de transferencia de calor, se ha comprobado que los refrigerantes líquidos se consideran más eficientes que los gaseosos, porque tienen mejores propiedades termo-físicas, como la conductividad térmica y la capacidad calorífica [3].…”