“…Resulta imprescindible abordar las memorias y otredades construidas en el lado oligárquico, pero desde dentro, realizando trabajo de campo con ellos, para permitir el desarrollo de una crítica constructiva desde el conocimiento de las percepciones, razones y empatías de los terratenientes. Así, se defiende aquí, no sólo se contribuirá a avanzar en el saber antropológico e histórico sobre las élites, sino que se podrá completar el conocimiento sobre la acción colectiva y el mundo semicerrado de la parte reificada, ahondando en las especificidades simbólicas y afectivo-emocionales de la cotidianeidad que sí se recoge, o al menos se atiende, cuando se trata de las partes desposeídas 32 (Grove, 1939;Chonchol, 1948;Alaluf, 1961;Besa, 1968;Agúndez, 1972;Kay et al, 2001;Richards, 2010), deconstruyendo una diversidad homogeneizada en lo que respecta al mundo de los agricultores sureños y sus relaciones históricas no sólo con sus iguales, sino con el resto de la sociedad rural, pueblo mapuche incluido. Grove (1939), Chonchol (1948), Alaluf (1961), Besa (1968), Agúndez (1972), Kay y Salazar (2001) o Richards (2010, entre otros.…”