La Recomendación de Ciencia Abierta de la UNESCO, aprobada en noviembre pasado, propone promover un consenso global sobre sus valores y acciones. Los pilares de la apertura que se propone este proyecto son: las infraestructuras científicas abiertas, el diálogo con distintos sistemas de conocimiento, así como el compromiso con los distintos sectores sociales, es decir la ciencia ciudadana y participativa. Las cinco manifestaciones principales de esta apertura de la ciencia son: el acceso abierto a las publicaciones científicas, el acceso abierto a los datos de investigación, los recursos educacionales abiertos, el software y el hardware abiertos. Ahora bien, para crear un entorno normativo propicio para la ciencia abierta, la Recomendación plantea la necesidad de fomentar prácticas responsables en materia de evaluación de la investigación que incentiven la ciencia de calidad, reconociendo la diversidad de los resultados y estimulando las distintas misiones de la universidad. Se interpela a los Estados Miembros para que, de acuerdo con sus circunstancias, estructuras de gobierno y disposiciones constitucionales específicas y conforme a los marcos jurídicos internacionales y nacionales, procuren activamente eliminar los obstáculos para la ciencia abierta, especialmente los relativos a los sistemas de evaluación y el avance de las buenas prácticas en materia de ciencia abierta. Promocionar una cultura de ciencia abierta es una tarea compleja que requiere sistemas integrados de información que permitan conocer, promover y evaluar el universo de producciones y actividades de investigación.Por eso, una de las preocupaciones principales planteadas en esta Recomendación es que, aun con sus buenas intenciones, la ciencia abierta podría amplificar brecha entre países tecnológicamente más avanzados y los países más pobres, con infraestructura digital precaria. Así, el crecimiento unilateral de plataformas de ciencia abierta en los países dominantes no sólo incrementaría las desigualdades de acceso a la ciencia, sino que habilitaría diferentes formas de exacción y comercialización de datos provenientes de la periferia. En este trabajo se abordan las desigualdades de infraestructura que afectan a los países de bajos y medianos ingresos, señalando las principales asimetrías que condicionan los caminos de la ciencia abierta en el Sur global. En la primera parte se describe la dotación mundial a nivel de repositorios, sistemas integrados de información científica y revistas científicas. En la segunda, se focaliza en la experiencia de América Latina, que dispone de una infraestructura colaborativa que se viene desarrollando desde la década de 1950, pero todavía tiene grandes desafíos para afrontar el tránsito desde el acceso abierto a la ciencia abierta. Finalmente, se discute el rol crítico que tienen los sistemas de evaluación de la región para producir una transformación de la magnitud que anida en la ciencia abierta, sin resignar soberanía y anclaje social.