Los niños trabajadores no sólo son discriminados por ser todavía niños, sino también porque viven de una forma que no está prevista en el modelo de infancia imperante en el Norte Global: trabajan. Su discriminación se manifiesta, entre otras cosas, en que su trabajo no es reconocido y en que son más explotados económicamente que los adultos, así como en que se les niegan los derechos laborales y la participación en todos los asuntos que les afectan como niños trabajadores. Para contrarrestar su discriminación, el artículo aboga por repensar tanto la infancia como el trabajo. En este contexto, se refiere al concepto de adultismo o adultocentrismo como característica fundamental de una sociedad en la que los adultos determinan cómo deben vivir las personas jóvenes y en la que se impide a los niños participar de forma significativa. El artículo explora las formas particulares de discriminación contra los niños trabajadores y describe las maneras específicas en que éstos lo experimentan y se resisten a ella.