“…El espacio académico de los Estudios de Traducción puede ignorar este cambio ecológico (y esa sería, desde luego, una opción legítima), pero quizás también podría intentar «digerirlo» y considerarlo una oportunidad para reconsiderar su propia relación con la realidad. Sería incluso tentador declarar que ha empezado un nuevo turno (Cronin, 2010;O'Hagan, 2013;Zhang & Cai, 2015), como ocurre con frecuencia en nuestro campo cuando una nueva etiqueta cobra presencia por acumulación, a partir del trabajo colectivo, o es sugerida directamente por uno o varios estudiosos de prestigio. Así, en sintonía con el contexto que más arriba presentábamos, Cronin (2010) describe este turno como «the result of significant shifts in the way in which translation is carried out in the contemporary world», y esos cambios implican «that conventional understandings of what constitutes translation and the position of the translator be systematically re-examined.» Por otro lado, el tipo de asuntos a los que Cronin alude se corresponden bastante bien con la descripción que Chesterman (2009) propone para una Sociología de los Traductores (Sociology of Translators) una rama de unos Translator Studies, que se ocuparían de «such issues as the status of (different kinds of) translators in different cultures, rates of pay, working conditions, role models and the translator's habitus, professional organizations, accreditation systems, translators' networks, copyright, and so on».…”