Es una antigua y sana tradición comenzar las obras escritas con unas palabras de agradecimiento hacia aquellos que han contribuido de una u otra forma a la finalización exitosa del trabajo. En efecto, todas nuestras obras, por muy personales que sean, están fuertemente influidas por el entorno que nos rodea y, sobre todo, por nuestro entorno humano. El resultado de aquéllas es reflejo de nosotros mismos y de nuestros allegados. Ahora, me corresponde a mí dar cumplido agradecimiento a todos los que, en efecto, han aportado en algún momento su saber, su afecto o su energía a la finalización de cada uno de los proyectos de mi vida que se ven culminados en esta tesis.En primer lugar quiero plasmar mi gratitud a los profesores Gabriel Sala y Nacho Antón, quienes un día depositaron en mi su confianza para trabajar en su equipo y con quienes comencé a crecer en la energía solar, disciplina que ya ha marcado el destino de mi vida y que posiblemente me acompañará siempre en el camino.Por seguir un orden temporal, debo recordar a todo el personal del Instituto de Energía Solar con el que he tenido la suerte de compartir algunos de los mejores años de mi vida. Para empezar quiero mencionar a mis compañeros de fatigas en aquellos años y especialmente a