“…Los peces tienen temperaturas óptimas para el crecimiento, la supervivencia (2,3,4,5), el comportamiento, la fisiología (2,6,7,8), la eficiencia alimentaria y el uso de nutrientes (7,9,10), que pueden cambiar según la edad y el tamaño (11,12). La larvicultura puede considerarse la etapa más importante y crítica en la cadena de producción de acuicultura (13,14), debido a la sensibilidad de los organismos a la infección patógena, al manejo nutricional y a los cambios en los parámetros del agua (15,16,17). La temperatura puede ser un factor determinante y limitar la calidad larval durante el desarrollo temprano (1), lo que puede afectar directamente el comportamiento y el metabolismo e influir en el crecimiento y la supervivencia (1,8,18,19,20).…”