“…Por su parte, Davidson (2012) señala que los énfasis de Foucault en las tácticas de resistencia y de contraconducta no corresponden con una contraparte pasiva o una suerte de efecto rezagado, sino que la productividad de la contraconducta va más allá del acto puramente negativo de la desobediencia. En esta línea, y siguiendo a Lorey (2016), se pueden entender las formas de resistencia o contraconducta a partir de nuevas expresiones de movilización traducidas en la protesta social y en el activismo que se mantienen actualmente en luchas sociales, así como protestas a nivel global (Antunes, 2019;Pleyers, 2018;Yousfi, 2021). En un sentido más amplio, y tal como señala De Certeau (1984), también corresponden a prácticas que implican una subversión del día a día, las cuales no necesariamente son confrontacionales, sino más bien disfrazadas o invisibles (Imas & Weston, 2016).…”