“…Asimismo, este tejido adiposo tiene la capacidad de liberar una amplia variedad de citocinas inflamatorias, como IL-1, IL-6, IL-8, el TNFα, o MCP-1, entre otras. Estas citocinas no sólo parecen estar implicadas en el proceso inflamatorio característico de la obesidad, sino que también están relacionadas con el desarrollo de disfunción endotelial y de resistencia a insulina asociada a la obesidad (Gil-Ortega et al 2008). Por lo tanto, la idea de que este tejido contribuye localmente al desarrollo de enfermedades cardiovasculares es una hipótesis que ha surgido desde hace algunos años, aunque hay varios estudios al respecto, los mecanismos son poco claros y se requiere de más estudios al respecto (Eringa, Bakker, and van Hinsbergh 2012).…”