216a violencia en el ámbito familiar, también conocida como violencia intrafamiliar o doméstica, ha existido desde hace siglos, pero sólo hace unas décadas ha generado preocupación social y despertado interés académi-co y profesional. Las formas de violencia intrafamiliar que más atención han suscitado han sido, por orden cronológico y de emergencia social, el maltrato infantil, la violencia de pareja y, muy recientemente, la de hijos/as a progenitores, ascendente o Violencia Filio-Parental (VFP). A pesar de su corto recorrido, la visibilidad del problema ha emergido con fuerza en los últimos años, en especial en España (Pereira y Bertino, 2009). Ejemplo de ello fue la fundación en 2013 de la Sociedad Española para el Estudio de la Violencia FilioParental (SEVIFIP).Las estadísticas disponibles hasta el momento sobre este fenó-meno pueden llevar a contemplar distintos grados de prevalencia dependiendo de la selección de los criterios adoptados Así, si analizamos una única agresión encontramos en la población general una prevalencia del 93,8% para la violencia psicológica en adolescentes de 13-18 años y del 8,9% si analizamos la violencia física. Sin embargo, si atendemos al criterio de reiteración (al menos 3 agresiones físicas y 6 psicológicas durante el último año) los datos se moderan, con un 14,2% de agresiones psicoló-gicas y un 3,2% físicas (Calvete et al., 2013). Por otra parte las Cifras oficiales de la Fiscalía General muestran un incremento en la detección en los primeros años de registro y cierta estabilidad en las cifras en los últimos años (4898 en