“…Por tanto, el desempleo, y en especial el de larga duración, es un acontecimiento vital estresante que afecta no sólo a la persona desempleada, sino al conjunto del sistema familiar (Anaf et al, 2013;Buendía, 1990Buendía, , 2010Gough y Killewald, 2011;Janlert y Hammarström, 2009;Kalil y Wightman 2011;Menaghan, 1991;Neppl, et al, 2015;Schliebner y Peregoy, 1994;Villardón et al, 2011). En este sentido, las consecuencias para la persona desempleada van más allá de la mera pérdida de ingresos económicos, provocando profundos cambios en la estructura personal o familiar, que se manifiestan en tres dimensiones, psicológica, física y social, y el paso, en muchos casos, a la denominada clase de 'nueva pobreza' (Dagdeviren, Donoghue y Meier, 2016) Además, las familias con prole a su cargo resultan especialmente vulnerables al impacto del desempleo, puesto que, con la combinación de los estresores derivados de la situación de desempleo y las demandas de la parentalidad, los recursos emocionales de los individuos pueden verse menguados, lo cual puede reducir la capacidad de cuidar de los miembros de la familia (Schliebner y Peregoy, 1994;Weckström, 2012).…”