Los estilos de crianza constituyen una constelación de actitudes hacia el niño, que le son comunicadas creando un clima emocional en el que se ponen de manifiesto los comportamientos de los padres para educar y proteger a sus hijos. Cuando se asume un estilo de crianza democrático se establece claramente las reglas de comportamiento, prácticas afectivas y se disminuye las actitudes violentas. Se realizó un estudio documental bibliográfico en bases de datos: Scopus, Redalyc, ResearchGate y Scielo, acerca de los estilos de crianza, competencias parentales, carencias afectivas, factores psicosociales y estadísticas de violencia infantil. Entre los hallazgos más importantes se encontró que en Ecuador el 47% de los niños, niñas y adolescentes han recibido-por parte de sus progenitores-algún tipo de maltrato físico. De esa cifra, el 48% vivió castigos extremos (golpes, encierros, baños en agua fría y privación del alimento). El 75% de la violencia proviene del padre, madre o de ambos progenitores. El estilo de crianza más común es el autoritario y permisivo. Estudios realizados en España, Estados Unidos destacan que los factores de ansiedad, estrés, depresión, déficit de atención de las madres influyen en la manera de educar a sus hijos o tutoriados. Los cuidadores habituales que no desarrollan competencias de parentalidad positiva probablemente continuarán con estilos de crianza basado en la violencia, permisividad o negligencia.