Jean Epstein explicaba poéticamente que todo film contiene una “tragedia en suspenso” que no está explícita en la narrativa. Esta idea cinemática guía el análisis de los films Cándida (1939) y Cándida millonaria (1941), dos de las tres comedias sobre una criada gallega en Buenos Aires dirigidas por Luis Bayón Herrera. Niní Marshall interpreta el papel de Cándida, una recién llegada a Argentina que retrata en imágenes el estereotipo de la gallega emigrante. En los films, Cándida se enfrenta a la tragedia de la recién llegada a una sociedad extraña y la tragedia de la asimilación que pone en peligro la identidad de la emigrante que quiere encajar en la nueva sociedad. Este artículo explora la representación, a través de la fotogenia descrita por Epstein, la representación del “otro” invisible -mujer, inmigrante, trabajadora doméstica y parte de una minoría étnica- y las contradicciones implícitas en su retrato cómico.