“…Por ejemplo, Bello y Andrews (2006) señalan que una mayor representatividad de adultos en muestras arqueológicas puede deberse a un fenómeno de conservación diferencial, por lo que los contextos colectivos, en los que aparecen huesos mezclados y fragmentados, estos problemas han de estar bien presentes (Campillo 1995: 319). De hecho, pese a que la escasa representación de subadultos en contextos funerarios prehistóricos nunca se corresponde con los altos índices de mortalidad infantil que cabrían esperar en sociedades preindustriales (Ledermann, 1969), se empieza a considerar que la presencia de individuos inmaduros en sepulcros colectivos de la Prehistoria reciente no es para nada desdeñable, puesto que su representación se acerca, en muchos casos, al 30% del total de la muestra (Beck, 2016;Waterman y Thomas, 2011). Efectivamente, ciertas investigaciones advierten sobre el sesgo metodológico que puede existir a la hora de analizar según qué contextos funerarios, sobre todo aquellos yacimientos que parecen estar destinados a un determinado segmento de la población.…”