“…Ante ello, la atención académica al fenómeno de la expansión del ocio nocturno comercial y/u orientado al turismo ha adoptado una trayectoria paralela a la multiplicación del amplio abanico de efectos negativos producidos por el llamado "turismo de fiesta" (Diken y Laustsen, 2004;Horner y Swarbrooke, 2004;Bell, 2008;Thurnell-Read, 2012;Iwanicki y Dłużewska, 2018;Smith et al, 2018;Pinke-Sziva et al, 2019;Mach, Connors, Lechtman, Plante y Uerling, 2022). De hecho, David Bell (2008, p. 293) afirmaba que, a inicios de la década de 2000, muchas ciudades europeas empezaron a promocionar áreas urbanas con una elevada presencia de locales de ocio nocturno como "zona[s] liminal[es] ambivalentemente regulada[s]", surgiendo como atractivos destinos de escape de la rutina urbana cotidiana en los cuales los turistas podían "recargar sus pilas y, por ende, volver a entrar en la sociedad relajados y renovados" (Ib.).…”