“…Se debe considerar también la posible contaminación de la herida por los microorganismos locales y los adheridos al cepillo, especialmente en aquellas lesiones cercanas al espacio retrofaríngeo, por lo que se indica la administración de antibióticos profilácticos sistémicos cuidadosamente seleccionados; en ciertos casos es apropiada la aplicación del toxoide tetánico (10,11,23), y algunos autores sugieren la administración de terapia anticoagulante (23). Finalmente, es recomendable el seguimiento posoperatorio cercano del paciente, hospitalario o externo, y especialmente en heridas de más de 10 mm, por parte del odontólogo y los padres del paciente durante 48 a 72 horas para la detección de ciertos signos o síntomas, como disminución del nivel de la conciencia, fiebre, dificultad para respirar, irritabilidad, vómito, debilidad de las extremidades, cefalea, visión borrosa, convulsiones, inflamación del cuello, y hemorragia bucal (6,8,9); estas manifestaciones pueden ser indicativas de complicaciones severas, como la mencionadas anteriormente. Además, se debe advertir sobre las dificultades naturales para comer y hablar en el paciente, e indicar una dieta blanda, enjuagues o gargaras con un antiséptico bucal, y reposo moderado durante los siguientes cinco días (11).…”