“…Por otro lado, en el contexto escolar se experimentan situaciones de conflicto entre las múltiples identidades (Coll y Faldasim 2010), se presentan luchas de dinámicas de poder (Jackson y Sherriff, 2013, y se identifican situaciones de estratificación interna (Pàmies, 2013), existe prevalencia entre los aspectos cognitivos sobre los afectivos (De la Mata y Santamaría, 2010) y, en ocasiones, los instru-mentos educativos, como los libros de textos, pueden ser usados a favor de ciertos endrogrupos (Atienza y Van Dijk, 2010) En tercer lugar, las percepciones sobre los actores escolares contribuyen a la construcción de narrativas. En ocasiones, favorecen el encuentro y la reconciliación; en otros casos, los discursos de los actores escolares reflejan percepciones excluyentes (Crespo et al, 2012;Jaramillo et al, 2008) o persisten representaciones sociales sobre determinados grupos. Y, finalmente, en cuarto lugar, la escuela se reconoce como un espacio en el que se desarrollan interacciones constructoras de identidad (Heras, Guerrero, y Martínez, 2005;Pintor, 2000;Reyes, 2009) y la identidad social se puede entender como una forma de escuchar las múltiples voces de los actores escolares (Grieshaber y Cannella, 2005), pero aún persisten concepciones de identidades homogéneas, estáticas (Mortimer et al, 2010), acabadas, finalizadas y abstractas (Delgado, 2004) que obstaculizan el reconocimiento de las diferencias.…”