El presente artículo analiza las necesidades de atención de salud mental de refugiados y solicitantes de asilo de origen latinoamericano en Chile, por medio de un estudio cualitativo descriptivo, realizado en 2018, desde la voz de las personas solicitantes de refugio y asilo (n=8), profesionales de salud que los atienden (n=4), y miembros de organismos e instituciones dedicados en la temática (n=2). Los hallazgos evidencian que las obligaciones asumidas por Chile, a través de la adhesión a tratados internacionales, no han logrado garantizar el ejercicio del derecho a la salud mental, entendida como parte del derecho universal de acceso a la salud. En lo particular, el artículo documenta la presencia tanto de barreras de acceso a la salud mental en migrantes solicitantes de refugio y asilo, como de factores de estrés posmigratorios que pueden acentuar el riesgo de estos grupos a sufrir trastornos emotivos. También se reporta la insuficiente instalación de capacidades de atención en los equipos de salud mental para abordar las consecuencias psíquicas de los episodios de violencia y persecución que están a la base de la migración forzada. Finalmente, el artículo discute la necesidad de estrechar la vinculación entre la salud mental –como derecho humano fundamental– y el derecho a la protección internacional.