El fútbol se ha convertido en una industria cultural en tanto su valor social, simbólico y de representación, pero también, en uso de la terminología del concepto a finales del siglo XX, por su producción económica. Ello ha motivado la entrada de grandes inversores en algunas de las entidades deportivas más prestigiosas. Este artículo analiza, desde la Economía Política de la Comunicación y del análisis del accionariado, el caso de Fenway Sports Group, conglomerado estadounidense que posee diversos clubes deportivos, pero que conecta con medios de comunicación y otros intereses ajenos en una poderosa y compleja red.