“…Unos se centran en comprobar el funcionamiento de este método (Ruiz de Zarobe, 2013; Nieto y Ruiz Cordero, 2018a) y otros en el aprendizaje de la lengua vehículo de instrucción (Falcón y Lorenzo, 2015) o en el uso de la lengua materna (Martín-Macho y Faya, 2020). Igualmente, encontramos investigaciones sobre el desarrollo del contenido en lengua extranjera (Fernández, et al, 2017;Surmont et al, 2016), referentes a la formación del profesorado (Pérez Cañado, 2016;Ruiz Cordero, 2018b), sobre la opinión de los docentes (Pladevall-Ballester, 2015), acerca de la motivación de los alumnos que siguen esta metodología (Geoghegan, 2018;De Smet et al 2018) y otras sobre los resultados de este enfoque en contextos urbanos y rurales (Alejo y Piquer, 2016;Pavón, 2018). No obstante, hemos comprobado que, aunque hay varios estudios en relación con la opinión de las familias (Pladevall-Ballester, 2015), escasean los relativos a la opinión de los estudiantes que están involucrados en programas bilingües a través de la metodología AICLE, sobre todo en educación primaria.…”