El objetivo de este artículo es analizar los condados castellanos altomedievales a partir del estudio de las prácticas sociopolíticas y las formas de territorialización del poder. La emergencia en los últimos decenios de una historia social del poder en el noroeste peninsular ha permitido proponer algunos itinerarios interpretativos que inciden, principalmente, en la agencia de los personajes connotados con el título condal. No obstante, el incremento de las intervenciones arqueológicas disponibles permite identificar algunos rasgos de las sociedades locales y analizar, desde nuevas perspectivas, las dinámicas sociales y políticas del área castellana. Este trabajo se centra en el caso de Lantarón, uno de los territorios de menores dimensiones a cuya cabeza aparece un conde en los siglos IX-X. Recurriendo a un análisis multiescalar y comparativo se argumenta que la fuerte identidad de las sociedades locales, la existencia de un alto grado de compartimentación política y la dispersión funcional de los centros de autoridad permitió la construcción de formas de territorialización relacional. Esta nueva territorialización permitió que se ensanchasen los horizontes de las prácticas políticas a distintas escalas. El caso de estudio de Lantarón permite proponer un tipo ideal de estado relacional en el que los consensos y las redes políticas son más relevantes que las bases patrimoniales del poder.