El 13 de septiembre de 1848, un trabajador que construía la vía de ferrocarriles Rutland & Burlington en Vermont llamado Phineas Gage sufrió un accidente laboral. Gage dirigía un grupo de trabajo que estaba volando rocas para la construcción de la vía. Para ello preparaba las detonaciones perforando un agujero en la roca, añadiendo explosivos, un detonador, arena y terminar compactando esta carga con una barra de hierro. Gage estaba realizando estas tareas cuando se creó una chispa al contacto entre el hierro y la roca que provocó la explosión de la pólvora, expeliendo la barra fuera del agujero, la cual, atravesó el cráneo de Gage entrando por el lado izquierdo de la cara pasando por detrás del ojo y saliendo por la parte superior de la cabeza.
Sorprendentemente, Gage no solo sobrevivió al accidente, también se mantuvo totalmente consciente durante el trayecto hasta el médico más cercano que constató que podía mantenerse erguido, caminar y hablar, por lo que al principio se consideró como un milagro médico. Sin embargo, poco tiempo después los problemas asociados a la lesión que padeció Gage se hicieron visibles, una persona educada, organizada (Gage hasta la lesión era el responsable del grupo de detonación de rocas) se convirtió en una persona incapaz de mantener un trabajo, abandonándolos a los pocos meses, de tener discusiones constantes con sus familiares y compañeros de trabajo, y tener ataques de ira, y conductas inapropiadas o consideradas extrañas en público. A pesar del cambio de conducta, Gage consiguió mejorar a través de un proceso de rehabilitación y trabajar en una finca o como chofer profesional. Finalmente, Gage murió a los 38 años de edad por problemas epilépticos asociados al tejido cicatricial posterior a la lesión sufrida.
Si bien el estudio de su caso supone un punto de inflexión en el campo de la Neurología ya que se pasó de la creencia de que el córtex prefrontal era un lóbulo silente, carente de funcionalidad a los supuestos actuales los cuales asumen que los lóbulos prefrontales son cruciales en la regulación emocional, la conducta, la personalidad y las funciones ejecutivas, marcando el inicio de la investigación de esta región cerebral y el inicio de la relación entre lóbulo prefrontal y funciones ejecutivas.