“…La mayor expansión y desarrollo tecnológico en el empleo de esta materia prima para la industria de pulpa y papel, tuvo lugar durante el desarrollo de los derivados de la caña de azúcar (1968)(1969)(1970)(1971)(1972)(1973)(1974)(1975)(1976)(1977)(1978) (Triana et al, 2011); sin embargo, en la presente década se ha hecho evidente una tendencia al retroceso en el uso del bagazo en la industria de pulpa y papel con respecto a fibras no maderables como bambú y pajas (Zevallos, 2019), por la incertidumbre en el abastecimiento de este subproducto a causa de las crisis azucarera y a su uso extensivo como combustible (5.2 t de bagazo a 50 % humedad son equivalentes por t de fuel-oíl) en cogeneración en plantas de etanol y azúcar, como reflejo de los inestables precios del petróleo, impactos ambientales, competencia con fibra reciclada y con papel y cartón producidos de madera en países desarrollados (Rainey Notas de autor capetillo.angel@inifap.gob.mx et al, 2016). Esto, junto a la preocupación por el impacto ambiental de los combustibles fósiles, impulsa la necesidad de investigar en la producción de fuentes alternativas de energía, entre ellas la utilización de biomasa (Egwu, 2021); Vieira et al, (2020). Autores como Ra et al, (2012) explican que debido al aumento del precio del combustible fósil y a la necesidad de reducir la emisión de gases de efecto invernadero Vaina Otero et al, (2018), se estimuló a partir del año 2000 el aumento de la producción global de energía renovable a partir de biomasa; por lo que la utilización de cultivos perennes tiene múltiples ventajas, ya que ayudarían a reducir la degradación de los suelos, bajarían la dependencia en petróleo y reducirían las emisiones de gases de efecto invernadero Vaina Otero et al, (2018).…”