“…Por otro lado, la sensibilidad y rápida reacción ante los cambios ambientales (Ochoa y Gómez, 1997) y a la propiedad de poseer estrictos rangos en sus requerimientos abióticos y nutricionales que tienen algunos de sus representantes, lo han hecho candidato para considerarlo como indicador biológico de regiones naturales como las definidas por la latitud y de eventos oceanográficos como corrientes, giros y surgencias, entre otros (Sournia, 1978;Ochoa y Gómez, 1997;Castillo y Vizcaíno, 1992;Constain y Delgado, 1985;Balech y Ferrando, 1964En: Antonietti et al, 1993. Es así que alteraciones ocurridas en las variables ambientales, relacionadas con la presencia del evento de El Niño, como la temperatura, salinidad y nutrientes, entre otras, tendrían incidencia sobre el fitoplancton marino (Arntz y Fharbachl, 1996;Hernández-Becerril et al, 2007). Concordando con lo anterior y al igual que lo reportado en Chile, Perú y Ecuador (Avaria, 1984;Pesantes, 1984;Mendiola et al, 1985;Rodríguez, 2004), en Colombia también se han mencionado cambios en la comunidad fitoplanctónica relacionados con la presencia de El Niño como disminución de la biomasa fitoplanctónica, aumento en la abundancia y áreas de distribución de los dinoflagelados así como de algunas diatomeas propias de aguas cálidas y oceánicas y disminución en la abundancia y distribución de las diatomeas propias de aguas costeras (Constain y Delgado, 1985;Castillo y Vizcaíno, 1992;Medina, 1998;García, 2001); sin embargo, a pesar de los comportamientos observados hasta la fecha y teniendo en cuenta la escala temporal de El Niño aún es necesario contar con registros de datos lo suficientemente amplios para definir de manera más precisa los efectos de El Niño sobre el comportamiento del fitoplancton en la región.…”