En las zonas rurales la oferta de agua proviene de los servicios ecosistémicos que permiten la distribución del recurso en actividades agrícolas, pecuarias y domésticas, las cuales generan alteraciones en su calidad y disponibilidad a largo plazo. Deterioro que algunos estudios fundamentan provienen principalmente de la cadena productiva del sector agrícola; este contexto conllevó a estructurar un modelo que coadyuve en la sostenibilidad del servicio ecosistémico hídrico. Para este proceso, se caracterizaron las fuentes abastecedoras de las fincas que conforman el grupo asociativo ASOENSAY en la vereda San Isidro a través de un muestreo físico-químico y microbiológico, aunado con una encuesta estructurada que permitió la recolección de información concerniente con usos del agua y prácticas que los productores consideraron viables a implementar según su dinámica socio-económica y productiva.
Los resultados establecieron en términos de índices de calidad que el agua es buena y, a nivel de contaminación las cualificaciones oscilaron entre baja y muy baja, lo que fundamentó que la disponibilidad del servicio ecosistémico hídrico y el beneficio que los productores obtienen al aprovechar características de calidad y cantidad para suplir actividades propias del entorno rural, corresponda con una propuesta de sostenibilidad hídrica que evidenció los usos del agua como una variable que condicionó la oferta del recurso; frente a esto, en el modelo establecido se determinaron un conjunto de medidas de manejo que permitieron equilibrar la relación oferta-demanda. Concluyendo que el agua a la cual se accede presenta características favorables que permiten dinamizar las actividades productivas, razón por la que los productores deben facilitar la implementación de prácticas preventivas, de mitigación y compensación que permitan garantizar la disponibilidad del servicio ecosistémico hídrico para generaciones futuras.