Entre las décadas de 1920 y 1980, Argentina experimenta un fuerte proceso de industrialización, que trastoca fundamentalmente las bases de su economía. A lo largo de dicho proceso, los militares juegan un rol protagónico. Sus contribuciones son clave para el avance de los principales proyectos industriales y tecnológicos. Al mismo tiempo, los mandos castrenses asumen el rol de árbitros a través de los golpes de Estado y el control a los gobiernos civiles, dentro de un sistema político en que las distintas clases sociales son incapaces de alcanzar acuerdos duraderos, y en el que ninguna clase o alianza de clases logra imponerse. Sin embargo, en el último cuarto del siglo XX, el modelo de país industrial entra en crisis. Son los mismos militares quienes se encargan de desarticularlo. Este artículo intenta explicar la doble función, política y técnica, que las fuerzas armadas cumplen a lo largo del período en cuestión, analizando la interacción entre causas internas y externas. También pretende indagar acerca de qué motiva el eventual abandono del modelo de país industrial y por qué razones la economía nacional termina adquiriendo su configuración actual. Las respuestas a estas preguntas son relevantes para el debate político contemporáneo.