Las lecturas que pueden hacerse sobre los derechos humanos llevan a que puedan ser entendidos como facultades y reconocimientos que otorga la ley al ser humano para compartir, valorar, debatir e intervenir en las realidades sociales. Observar, describir, analizar o participar en una determinada situación de la cotidianidad aparece como una poderosa herramienta de la persona o del grupo social para comprender la complejidad de las relaciones, las cuales deberían ser reguladas por el derecho con eficacia e integralmente para evitar amenazas y vulneraciones a esos derechos humanos. Esta premisa no siempre se cumple y el presente artículo reflexiona en torno a ello desde cuatro perspectivas, así: i) sobre la igualdad y la diferencia; ii) los derechos económicos, sociales y culturales; iii) lo cotidiano y la protección jurídica de los derechos, y iv) sobre la especial protección a niños, niñas y adolescentes.
De esta manera poder observar, describir, analizar o incluso participar en una determinada situación de la cotidianidad, aparece como una poderosa herramienta de la persona o del grupo social para poder y comprender la complejidad de las relaciones, las cuales el derecho debería regular eficaz e integralmente para evitar amenazas y vulneraciones a esos derechos humanos. Esta premisa no siempre se cumple; el presente artículo reflexiona sobre la misma desde cuatro perspectivas, así: (i) sobre la igualdad y la diferencia, (ii) los derechos económicos, sociales y culturales, (iii) lo cotidiano y la protección jurídica de los derechos, (iv) sobre la especial protección a niños, niñas y adolescentes