Este libro se pregunta cómo se registró el cuerpo en uno de los medios de comunicación más importantes de la primera mitad del siglo XX: la Revista Cromos y su sección Sea siempre bella, particularmente en la década de los años cuarenta. Por eso, en sus páginas se persiguen las tensiones y los regímenes semióticos con los que empezamos a experimentar el lenguaje, las cosas, la realidad; al otro, al cuerpo, articularmente como se evidencia en la revista. Disuelta en la materialidad de las imágenes, la realización de sus textos, la diagramación de los bloques de información en la revista, se pueden leer las claves de acceso a eso otro que no siempre se lograr nombrar y que no siempre está dado a la interpretación inmediata: la forma como este medio de comunicación impulsó un discurso de ingreso del cuerpo a la modernidad. Si a mitad del siglo anterior se necesitaba un país diferente, más moderno, era de esperarse que la concepción, configuración y confección del cuerpo, sus formas de vestir y su gestualidad cambiaran. Entendemos que dicho registro en la revista no es otra cosa que el “sentido” con el que se representa o se cuenta algo. Así, lo que se quiere resaltar es cómo en esos registros se halla una manera no solo de enunciar un objeto, sino las irrupciones que puede generar ese registro en el campo social, estético narrativo y simbólico. Por tanto, el libro aporta en la discusión sobre lo imaginario colectivo en términos de su inscripción en lo real. Amparados en los aportes de la filosofía, la antropología y la semiótica, este trabajo ayuda a destejer esas tramas de sentido que se evidencian en la revista, pero que, sabemos, se constituyen como tramas históricas que atravesaron las vidas de las personas de tal época. Desde ahí aporta claves para preguntarse cuáles son los escenarios en los cuales hoy se definen, se negocian y se intercambian los meridianos desde los cuales imaginar y realizar el cuerpo.