La educación superior necesita adaptarse constantemente a un entorno cambiante y dinámico que demanda una constante evolución en la forma de entender el proceso de enseñanza-aprendizaje, y es en este contexto que surge la innovación docente como un elemento clave para asegurar la calidad y el progreso de la educación superior y, por lo tanto, el éxito académico y profesional de los estudiantes. En este sentido, las instituciones de educación superior se enfrentan a desafíos cada vez mayores en la preparación de los estudiantes para un constante y acelerado cambio en la sociedad, la economía y la tecnología. Por otro lado, la rápida expansión del conocimiento, la interconexión digital, la globalización, la diversidad cultural y las demandas de habilidades específicas en el mercado laboral, requieren respuestas innovadoras por parte de las instituciones educativas y de los docentes, ya que continuar con métodos tradicionales no es suficiente para preparar a los estudiantes de manera integral. De ahí la importancia de la innovación docente, ya que una de sus características principales es su capacidad para adaptarse a las cambiantes demandas y expectativas de los estudiantes, así como a las evoluciones en la sociedad y la tecnología