Los procesos migratorios internos o interestatales, cuya conceptualización implica el desplazamiento de personas dentro de un mismo Estado nacional, han sido estudiados como factores de diversas problemáticas del crecimiento económico a partir de la Segunda Guerra Mundial, este fenómeno social se ha acentuado en zonas costeras y ha contribuido al crecimiento de polos turísticos como parte de la política turística desde los años setenta en México. A la vez, ha generado una importante demanda de empleo en el sector de los servicios, a la que ha respondido la fuerza laboral de otros Estados de la República mexicana y de las comunidades indígenas colindantes, y ha derivado implicaciones socioculturales, principalmente de identidad y aculturación. Por consiguiente, se personifica el migrante interno a través de su historia de movilidad, sus rutinas laborales en condiciones estacionarias con bajas remuneraciones en extenuantes jornadas de trabajo. En este contexto, la presente propuesta consta de un método cuantitativo-descriptivo, como parte de un proyecto de investigación de la Universidad de Quintana Roo, en Playa del Carmen y da paso la reflexión sobre la forma en cómo el crecimiento turístico genera un arrastre migratorio que ha ocasionado transformaciones culturales de usos y costumbres de los destinos de origen y, por otra parte, ha precarizado las condiciones laborales representadas por un modelo de desarrollo neoliberal de la industria de servicios en los destinos turísticos de la Riviera Maya, Quintana Roo, México.