“…Puede ser de origen orgánico como la hiperplasia maxilar, hipoplasia mandíbular o anomalías cráneofaciales que están en relación con otros 4 síndromes (5). También por factores ambientales como las alteraciones funcionales del desarrollo, denominadas "malos hábitos orales", entre las cuales encontramos el hábito de succión (dedo, chupete, biberón o labio, entre otros), interposición lingual en reposo, deglución y fonoarticulación (6,7). Estas parafunciones pueden generar interferencias oclusales cuando el mal hábito se acompaña de desplazamientos funcionales mandibulares que se perpetúan en el tiempo, provocando un mal crecimiento óseo.…”