“…La falta de apego seguro aumenta la probabilidad de que estos niños no superen adecuadamente los retos evolutivos y que, por tanto, no alcancen el desarrollo óptimo y que tengan bajo rendimiento académico (Cicchetti et al, 2006;Ramsdal et al, 2015). Así, distintas investigaciones apuntan a la presencia en estos niños de un continuo de dificultades que van desde carencias en las habilidades básicas para el aprendizaje, como el habla, la comprensión, la atención sostenida, la capacidad de esfuerzo personal y la dificultad en mecanismos de autorregulación (Hidalgo, 2010), hasta patologías neuropsicológicas, como retrasos del desarrollo, trastornos de la conducta y TDAH, autismo y problemas neurosensoriales (Enríquez et al, 2017;Maguire et al, 2015;Mansilla et al, 2018;Palacios et al, 2011;Rodriguez y Guzmán, 2019). La encuesta realizada por Petales España en el año 2019, apunta en la misma dirección y refleja que, de los menores AA, el 56% tiene o tuvo reconocidas Necesidades Educativas Especiales.…”