A la luz del advenimiento de las tecnologías de inteligencia artificial aplicadas a la videovigilancia masiva, se analiza el caso de su despliegue durante la coronación del rey Carlos III de Inglaterra, en función a la detección de un adelantamiento de barreras punitivas que resulta opresivo, como se evidencia por la ola de 52 arrestos contra detractores de la corona británica, cuyos actos de protesta fueron criminalizados durante la puesta en funcionamiento de dicha tecnología. Es menester de la presente disquisición, presentar la postura de que el uso de la videovigilancia masiva con perfilación criminal por medio de inteligencia artificial, se está orientando a reforzar la dominancia del ultra unitivismo en la política criminal, siendo que su utilización está, casi siempre, marcada por el atropello a los derechos fundamentales, con el objetivo de ejercer el ius puniendi de forma inmoderada y de determinar la “peligrosidad” de los individuos de manera arbitraria, sirviéndose de criterios altamente politizados y antojadizos que rozan la persecución. Como conclusión, se señala la necesidad de reivindicar los derechos fundamentales como baremo para el adecuado uso de las nuevas tecnologías como herramientas para la obtención de la “seguridad ciudadana”.