El interés por presentar este libro es compartir la idea de rescatar las prácticas agroalimentarias que se utilizaban antes de la invasión de los europeos en América Latina, las cuales eran prósperas y ecológicas, y aunque no se usaba el adjetivo sustentable, este hace muy buena referencia de ello. El desarrollo del trabajo inicia con la revisión de las primeras formas de agricultura establecidas en este continente a partir de las culturas mesoamericanas que, más que una tradición, han sido una forma de vida que se mantiene y resiste a desaparecer ante la presión de las grandes compañías agroproductoras. Estas, lejos de proteger el suelo (fuente del alimento y ganancias), se esfuerzan en acelerar la producción, no para la alimentación sino para su venta. Se presentan también las ventajas de mantener la práctica de una agricultura libre de fertilizantes y agroquímicos industriales, mostrando el beneficio de utilizar compostajes para fertilizar de forma natural el suelo y potenciar sus nutrientes para mejorar la cosecha, así como la práctica de policultivos seleccionados para cada región para, con ello, obtener el aprovechamiento que provee el suelo sin estresarlo, como lo hace la agroindustria. Con estas prácticas y más conceptos que vienen desde la Antigüedad, se hace énfasis en no dejar perder estas costumbres en la agricultura, pues la agroecología que proponemos rescatar es el principal camino hacia una agricultura y sociedad sustentables, es el espíritu de la sustentabilidad a la que aspiramos todos.