“…En la educación científica, tenemos el desafío de enseñar ciencia a todas las personas, pero aún seguimos encontrando en el aula, prácticas que vinculan a los hombres con una afinidad natural por la ciencia y tecnología, mientras que a las mujeres, se les vincula a áreas de cuidado y salud, distanciada de temáticas STEM (Science, Technology, Engineering and Mathematics); cuando lo que en realidad se ha evidenciado y reportado investigativamente, es que, producto de los estereotipos y sesgos de género, las niñas construyen una visión de sí mismas, marginadas de estas áreas de conocimiento (Kang, et al, 2019). Las relaciones de poder que están a la base de estas prácticas de aula y organizadas desde la heteronormatividad, han producido en los discursos escolares posiciones de privilegio y asimetrías que generan las diferencias de género en ciencias (Jara & Matus, 2023). Esto no ha hecho más que acrecentar la brecha e instalar la creencia de que las carreras científicas no son compatibles con estilos de vida de las mujeres (Miller-Friedmann, Childs, & Hillier, 2018) y que, para participar de ella, deben subsistir en espacios altamente masculinizados (Martínez-Galaz, Del Campo, & Palomera-Rojas, 2022).…”