La Declaración del Milenio de las Naciones Unidas, firmada en septiembre de 2000, comprometió a los líderes mundiales a luchar contra la pobreza, el hambre, las enfermedades, el analfabetismo, la degradación medioambiental y la discriminación de la mujer. En dicha declaración se fijaron objetivos y metas a ser cumplidas para el año 2015. Varios de dichos objetivos y metas están directamente relacionados con la salud. Gracias al trabajo conjunto enmarcado en dicha declaración se logró reducir en un 53% la tasa de mortalidad en los menores de cinco años. Sin embargo todavía cada año se registran alrededor de 2 millones de muertes en lactantes menores de 6 meses debido a infecciones 1. En el año 2015, un dato preocupante fue que el 45% de los fallecimientos ocurridos en el grupo de los niños menores de 5 años se detectó en el primer mes de vida 2. Muchas de estas muertes fueron debidas a enfermedades que son prevenibles mediante la vacunación pero que por la corta edad de los niños no alcanzan a completar el esquema de vacunación que brinda protección. Para muchas enfermedades la vacunación comienza a las 6-8 semanas de edad, pero la primera dosis no brinda protección inmediata y en general se requieren de múltiples dosis, lo que lleva a la vulnerabilidad en los primeros 6 meses de vida. En un esfuerzo por reducir la tasa de mortalidad en los menores de 5 años a menos de 25 por cada 1.000 nacidos vivos para fines de 2030, se están explorando e implementando una serie de estrategias que incluyen entre otras, la inmunización durante el embarazo 3. Esta estrategia aunque es muy prometedora para varios patógenos, incluidos aquellos que provocan enfermedades como pertussis e influenza, es relativamente reciente, y además tiene un valor limitado para los casi 2,6 millones de bebés que nacen prematuramente y que a lo sumo reciben una cantidad restringida de anticuerpos maternos 4. Los avances recientes en la comprensión de la respuesta inmunitaria en neonatos 5 6, han renovado el interés en la inmunización neonatal como una estrategia prometedora y eficaz para reducir la morbilidad y la mortalidad en bebés pequeños. Esta estrategia ya ha sido recomendada y empleada de forma rutinaria al nacer para las vacunas contra la tuberculosis [Bacilo de Calmette-Guérin (BCG)], hepatitis B (VHB) y polio [vacuna oral antipoliomielítica (OPV) o vacuna antipoliomielítica inactivada (IPV)]. Estos antecedentes son claves para el diseño de vacunas y estrategias que impacten positivamente en la protección de los recién nacidos y durante el periodo neonatal, que en humanos se define como los primeros 28 días de vida. En este contexto, durante mi trabajo de tesis abordamos en el modelo murino el empleo de la estrategia de inmunización neonatal contra pertussis, una enfermedad respiratoria resurgente. Sustenta este objetivo el hecho de que: a) la enfermedad denominada pertussis o tos convulsa afecta gravemente a los recién nacidos y lactantes; (b) que el nacimiento es un punto práctico de contacto con la atención médica que permite asegurar buenas coberturas de vacunación en el neonato, c) que la combinación de la inmunización maternal y la neonatal podría sinergizar los beneficios en la prevención en los recién nacidos; (d) el posible beneficio de la protección para los bebés prematuros para quienes la transferencia de anticuerpos maternos es limitada, con un mayor riesgo de infecciones graves durante la infancia.