INTRODUCCIÓNLos factores de riesgo a la salud que se relacionan con hábitos alimentarios han aumentado su prevalencia en la gran mayoría de los países desarrollados, particularmente en las últimas décadas y con una mayor incidencia en niños (1, 2). Las enfermedades no-transmisibles con mayor tasa de mortalidad, como las coronariopatías, hipertensión, cáncer, arritmia y diabetes están asociadas con la malnutrición, sobrepeso e inactividad física (1,3). En Chile, la obesidad y sobrepeso afecta a dos tercios de la población adulta, dos quintos de los jóvenes a nivel de octavo básico y más de un 10% de los niños menores de cinco años (4).En el contexto de la transición nutricional experimentada en las últimas décadas en Chile (y el mundo entero), se observa un incremento en la prevalencia de factores de riesgo a la salud en la población, particularmente aquellos asociados a obesidad y sedentarismo, pero también a un mayor consumo de alimentos altos en sodio, azúcares y grasas (5, 6).Cambios tanto en los contenidos como en la variedad de la oferta alimentaria disponible hacia los hogares, así como en los estilos de vida (tiempo dedicado a la alimentación y actividad física), han contribuido de manera signifi cativa al incremento en la malnutrición, ya sea por exceso de ingesta calórica o por una dieta inadecuada en nutrientes esenciales (2). Controlando por las diferencias en la oferta de alimentos y factores socioeconómicos, existe evidencia que factores de comportamiento (conductuales) así como del entorno de los hogares (ambiente social) son relevantes en términos de su conducta en cuanto a la ingesta de alimentos y actividad física (7-10). En Chile no existen a la fecha estudios similares que analicen el impacto de estos factores en la malnutrición de la población desde una perspectiva sistémica.El objetivo de este estudio fue analizar la relación entre los determinantes sociales y conductuales de la población Rev