“…De los resultados de este estudio se puede afirmar que la prevalencia de la conducta agresiva es independiente a la baja prosocialidad, dado que en ambas dimensiones se obtuvieron puntuaciones altas, lo cual difiere de estudios previos en los que se encuentra una relación inversamente proporcional entre ambas, lo que sugería que la conducta prosocial tiende a tener una condición inhibidora en la agresividad y por tanto constituiría un factor protector frente a esta (Richardson, et al, 1994;Eisenberg, Fabes, Guthries y Reiser, 2000;Sobral, Romero, Luengo y Marzoa, 2000;Mestre, Samper y Frías, 2002;Broidy et al, 2003;Loudin, Loukas y Robinson, 2003;Mestre, Frías, Samper y Nácher, 2003;Mestre, Frías y Samper, 2004;Mestre et al, 2006). Esta discrepancia podría explicarse a partir de lo expuesto por Oliver et al (2015), quienes hacen referencia a un tipo de agresión pura o instrumental que se relaciona con problemas futuros de delincuencia, y sobre la cual señalan que los individuos que la presentan podrían manifestar conductas de liderazgo y competencia social; indicadores estos importante de la prosocialidad. Otra explicación podría evidenciarse desde la homofilia, al sugerir que existe una tendencia entre pares a presentar perfiles similares a los de sus amigos por lo que se evidenciarían "relaciones de amistad sustentadas en perfiles compartidos, los cuales incluyen también la agresividad" (Berger, 2011, p. 359).…”