Las ciudades se encuentran sitiadas por el cambio climático como resultado de la actividad desmedida del hombre y excesivo uso de recursos naturales, relación que da píe a la presencia de problemas socioambientales que afectan la calidad de vida urbana y el desarrollo de comportamientos que mitiguen los efectos de la emergencia climática. Es por ello que los procesos de desarrollo y planificación urbana deben considerar aspectos psicológicos y sociales al momento de visualizar cómo responde el entorno urbano ante dicha situación, y cómo puede trabajarse un nivel de concientización necesario para generar cambios en la población. De esta manera el estudio de procesos psicológicos anclados al fenómeno urbano, permite entender cómo responden las personas ante las emergencias climáticas, que las detiene para actuar, y que se puede hacer para contrarrestar los efectos negativos tanto en el entorno próximo como en la calidad de vida urbana percibida. Así, se considera que el urbanismo restaurador mediante soluciones basadas en la naturaleza en conjunto con elementos psicosociales, puede moderar la percepción de riesgo ambiental, y con ello acceder a un bienestar biopsicosocial que promueva conductas sostenibles urbanas.